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Walt whitman poemas amor
Poemas de amor
«Oh, desconcertado, desconcertante, doblado hasta la misma tierra, Oprimido conmigo mismo por haberme atrevido a abrir la boca, Consciente ahora de que, en medio de toda la cháchara cuyos ecos retroceden sobre mí, no he tenido ni una sola vez la menor idea de quién o qué soy, Sino que ante todos mis insolentes poemas, el verdadero YO permanece aún intacto, no contado, totalmente inalcanzable, Retirado»
«Es ese algo en el alma que dice,-Fuerza, torbellino, piso amo aquí y en todas partes; amo de los espasmos del cielo y de los destrozos del mar, amo de la naturaleza y de la pasión y de la muerte, y de todo el terror y de todo el dolor.»
«Y digo a la humanidad, no tengáis curiosidad por Dios, Porque yo, que tengo curiosidad por cada uno, no tengo curiosidad por Dios, (Ningún conjunto de términos puede decir cuánto estoy en paz sobre Dios y sobre la muerte.) Oigo y contemplo a Dios en cada objeto, pero no entiendo a Dios en lo más mínimo, Ni entiendo que pueda haber algo más maravilloso que yo. ¿Por qué habría de desear ver a Dios mejor que este día? Veo algo de Dios a cada hora de las veinticuatro, y a cada momento, en los rostros de los hombres y mujeres veo a Dios, y en mi propio rostro en el cristal, encuentro cartas de Dios dejadas caer en la calle, y cada una está firmada por el nombre de Dios, y las dejo donde están, porque sé que donde yo vaya, otras vendrán puntualmente por los siglos de los siglos.»
Una paciente araña silenciosa
Walt Whitman (1819-92), con su innovador verso libre y su celebración del paisaje americano, hizo de su poesía una especie de declaración literaria de independencia, tratando de alejarse de la tradición literaria asociada al Viejo Mundo y de forjar una nueva literatura claramente americana. A continuación se presentan diez de los mejores poemas de Whitman que demuestran cómo lo hizo.
Cuando el volumen de 1855 Hojas de hierba se publicó a expensas de Whitman -la primera edición contenía sólo una docena de poemas sin título, aunque seguiría ampliando y desarrollando la colección durante el resto de su vida-, «Canción de mí mismo» encabezaba la colección. Esta declaración de identidad contiene el famoso verso «Soy grande, contengo multitudes».
Este es quizás el poema más conocido de Whitman, y también aparece en la edición original de 1855 de Hojas de hierba. Hace lo que anuncia su título (añadido posteriormente), pues Whitman escribe sobre su propio cuerpo y sus diversos componentes, pero concluye que éstos también forman parte de su alma, ya que alma y cuerpo son uno. Nos gusta especialmente el uso de la palabra «descorrecto» …
Leche y miel
Whitman creció en una familia de medios modestos, con poca educación formal. Su familia necesitaba todo el apoyo posible, así que Walt empezó a trabajar desde muy joven. Primero fue contratado como oficinista y más tarde encontró empleo en el negocio de la imprenta.
Se abrió camino y acabó convirtiéndose en un gran periodista cuyas opiniones no siempre coincidían con las de sus lectores o jefes. Como apoyaba los derechos de propiedad de las mujeres, la inmigración y otras cuestiones laborales, Whitman fue reivindicado más tarde como el primer «poeta de la democracia».
Tras encontrar su voz y su estilo, el autor autopublicó la primera edición de Hojas de hierba, que contenía sólo 12 poemas. Aunque su libro se consideraba controvertido, lo cierto es que llamó la atención de algunos escritores famosos de la época. Whitman revisó su obra y acabó convirtiéndola en una de las obras literarias más alabadas.
Ni yo ni nadie puede recorrer ese camino por ti. Debes recorrerlo por ti mismo. No está lejos. Está al alcance de la mano. Tal vez lo hayas recorrido desde que naciste y no lo sabías. Tal vez esté en todas partes, en el agua y en la tierra.
Poemas de amor
«Esto es lo que debes hacer: Amar a la tierra y al sol y a los animales, despreciar las riquezas, dar limosna a todo el que la pida, defender a los estúpidos y a los locos, dedicar tus ingresos y tu trabajo a los demás, odiar a los tiranos, no discutir sobre Dios, tener paciencia e indulgencia con el pueblo, no quitarte el sombrero ante nada conocido ni desconocido ni ante ningún hombre o número de hombres, ir libremente con los poderosos incultos y con los jóvenes y con las madres de familia, [… ] reexamina todo lo que te han dicho en la escuela o en la iglesia o en cualquier libro, desecha todo lo que insulta tu propia alma, y tu misma carne será un gran poema y tendrá la más rica fluidez no sólo en sus palabras sino en las líneas silenciosas de sus labios y de su rostro y entre las pestañas de sus ojos y en cada movimiento y articulación de su cuerpo. «
Las obras de ficción de John Madera pueden encontrarse en Conjunctions, Opium Magazine, The &Now Awards 2: The Best Innovative Writing, y muchas otras revistas. Su crítica puede encontrarse en American Book Review, Bookforum, The Review of Contemporary Fiction, Rain Taxi: Review of Books, The Believer, The Brooklyn Rail y muchas otras publicaciones. Con un máster en Artes Literarias por la Universidad de Brown, John Madera vive en Nueva York, donde dirige Rhizomatic y gestiona y edita Big Other.