Fotografias de la guerra civil española

George s. cook

The Falling Soldier (título completo: Miliciano leal en el momento de la muerte, Cerro Muriano, 5 de septiembre de 1936) es una fotografía en blanco y negro de Robert Capa, que se afirma que fue tomada el sábado 5 de septiembre de 1936. Se dice que representa la muerte de un soldado de la Federación Ibérica Republicana de Juventudes Libertarias (FIJL), durante la batalla de Cerro Muriano en la Guerra Civil española. Posteriormente se afirmó que el soldado de la fotografía era el miliciano anarquista Federico Borrell García.

La foto parece captar a un soldado republicano en el momento mismo de su muerte. El soldado aparece desplomándose hacia atrás después de recibir un disparo mortal en la cabeza, con su fusil escurriéndose de su mano derecha. El soldado fotografiado está vestido de civil, pero lleva un cinturón de cartuchos de cuero. Tras su publicación, la fotografía fue aclamada como una de las mejores jamás tomadas, pero desde la década de 1970 se han planteado importantes dudas sobre su autenticidad debido a su ubicación, la identidad de su sujeto y el descubrimiento de fotografías escenificadas tomadas en el mismo momento y lugar.

Asedio a madrid

Al final de la guerra civil española, en 1939, el panorama sociopolítico de Europa no sólo había cambiado, sino que la práctica de la fotografía de guerra también había experimentado algunos momentos cruciales. Las fotografías tomadas por Robert Capa -antes de fundar Magnum- y su compañera Gerda Taro captaron la brutal realidad del combate. La cobertura fotográfica de la Guerra Civil española supuso una inversión emocional para Capa; ideológicamente, simpatizaba con la difícil situación de los republicanos antifascistas, formados por los trabajadores, los sindicatos, los socialistas y los pobres.

Pero el corazón de Capa también estaba invertido en su cobertura por otras razones, con su pareja Gerda Taro a su lado durante gran parte de su tiempo allí. Sus fotografías se convirtieron en las imágenes perdurables de la Guerra Civil española. En una época en la que las publicaciones francesas no solían dar crédito alguno a los fotógrafos, la revista francesa Regards publicó las primeras imágenes de Capa de su viaje inicial a Madrid afirmando con orgullo que «enviaba a la capital española a uno de sus fotógrafos más cualificados y audaces». En 1938, Picture Post le presentó, con su obra de la Guerra Civil española, como «el mayor fotógrafo de guerra del mundo».

Fotos de las atrocidades de la guerra civil española

1Es una historia casi demasiado increíble para ser cierta, y que encaja tan perfectamente con «el mito de Robert Capa» que podría confundirse fácilmente con una novela de misterio: miles de negativos de la Guerra Civil española encontrados intactos en Ciudad de México entregados al Centro Internacional de Fotografía (ICP) de Nueva York casi setenta años después de su desaparición en Vichy, Francia. Pero este relato no es de ficción. Es el resultado de décadas de investigación del fundador del ICP (y hermano de Robert Capa), Cornell Capa, y del estudioso de Robert Capa, Richard Whelan. Editado por la conservadora adjunta del ICP a cargo de los Archivos de Robert y Cornell Capa, Cynthia Young, The Mexican Suitcase: the Rediscovered Spanish Civil War Negatives of Capa, Chim, and Taro (ICP/Steidl, 2010) incluye contribuciones de 22 conservadores y estudiosos de diversas disciplinas relacionadas con la historia de la fotografía, la cultura visual y la Guerra Civil española. La maleta mexicana se publicó junto con la exposición homónima del ICP de 2010-2011.

Quién ganó la guerra civil española

Ochenta años después de la modernización del mito del fotógrafo de guerra a través de la figura de Robert Capa durante la Guerra Civil española, este artículo examinará su evolución y el proceso de mitificación, estableciendo un paralelismo con Agustí Centelles durante la transición a la democracia. A partir de ese periodo, las comparaciones mediáticas entre ambos han sido constantes, eclipsando al resto de profesionales que cubrieron el conflicto, que fue pionero desde el punto de vista de la comunicación visual.

La guerra ha sido una constante a lo largo de la historia y ha sido representada en las artes en determinados momentos, con diferentes técnicas y con distintos objetivos. El medio fotográfico no fue una excepción, aunque, como han demostrado Monegal y Torres (2004), pronto quedó claro que el resultado sería diferente de las representaciones pictóricas clásicas de la guerra.

Fue en el contexto del nuevo siglo, como afirman Lebeck y Von Dewitz (2002), cuando el fotoperiodismo como narración se desarrolló en las revistas ilustradas, con las imágenes organizadas tanto cronológica como temáticamente, normalmente proporcionadas por un fotógrafo cuyo nombre comenzó a incluirse en esa época. En cuanto al contenido, las páginas se llenaban de catástrofes, actividades de ocio, panorámicas de la vida en las ciudades y logros tecnológicos y deportivos.