El príncipe baltasar carlos con un enano

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El Príncipe Baltasar Carlos con un enano es un retrato de 1631 de Diego Velázquez de Baltasar Carlos, Príncipe de Asturias y un enano de la corte. Actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Boston. Es el primero de varios retratos que Velázquez pintó del joven príncipe[1].

El príncipe aparece con el uniforme de capitán general (adaptado a su estado infantil, pero que incluye un bastón de mando en la mano derecha, una faja en el hombro y la empuñadura de una espada en la mano izquierda). El enano sostiene una manzana y un sonajero, para contrastar con el heredero de la monarquía más poderosa de Europa, al que se muestra ya en formación militar y sin necesidad de estos atributos infantiles habituales. La postura estática del príncipe, en contraste con el dinamismo de la figura del enano, que se gira para contemplar al príncipe, ha hecho pensar a algunos historiadores del arte que el cuadro era originalmente sólo del príncipe, y que el enano se añadió posteriormente.

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Este, el primer retrato que Velázquez pintó de un heredero al trono español, es mucho más interesante de lo que ha parecido. Los analistas tienen razón al notar el contraste entre el enano y el príncipe; el primero se retuerce y se sombrea, el segundo es rígido, inmóvil y está iluminado con pocas sombras. Como el del Conde Duque de Olivares en otro retrato de Velázquez, el brazo extendido del príncipe puede recordar al de un pintor ante un lienzo. Se apoya, además, en un bastón de mando como el de un pintor en un mahlstick. Vestido con una armadura como metáfora de la lucha creativa, la otra mano del príncipe sostiene una espada, símbolo icónico en el arte de un pincel.

Jonathan Brown ha observado cómo el sonajero y la manzana en las manos del enano pueden ser vistos en un nivel como juguetes que el enano ha quitado al príncipe en el momento en que este niño se convirtió en el heredero. La similitud de la forma de los juguetes con un orbe y un cetro transmite, en su opinión, «la difícil elección entre el placer y el deber» a la que el niño se enfrentará algún día.1 Existe, sin embargo, una tercera lectura relacionada con temas más queridos por un poeta visual que la historia y la política favorecidas por el rey.

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El príncipe aparece con el uniforme de capitán general (adaptado a su estado infantil, pero que incluye un bastón de mando en la mano derecha, una faja en el hombro y la empuñadura de una espada en la mano izquierda). El enano sostiene una manzana y un sonajero, para contrastar con el heredero de la monarquía más poderosa de Europa, al que se le muestra ya en formación militar y sin necesidad de estos atributos infantiles habituales. La postura estática del príncipe, en contraste con el dinamismo de la figura del enano, que se gira para contemplar al príncipe, ha hecho pensar a algunos historiadores del arte que el cuadro era originalmente sólo del príncipe, y que el enano se añadió posteriormente.