Eloy de la iglesia y alex de la iglesia

Eloy de la iglesia y alex de la iglesia

Álex de la iglesia el día de la bestia

Este artículo necesita citas adicionales para su verificación. Por favor, ayude a mejorar este artículo añadiendo citas de fuentes fiables. El material sin fuente puede ser cuestionado y eliminado.Buscar fuentes:  «Álex de la Iglesia» – noticias – periódicos – libros – académico – JSTOR (noviembre de 2017) (Aprende cómo y cuándo eliminar este mensaje de la plantilla)

El cine de De la Iglesia combina elementos grotescos y muy oscuros como la muerte y el asesinato: la mayoría de sus obras se consideran comedias oscuras, pero también se suele considerar que tienen elementos de terror y/o drama. Todas sus películas, con las notables excepciones de El último circo (2010) y Como la suerte quiera (2011), fueron escritas junto a Jorge Guerricaechevarría.

Alejandro de la Iglesia Mendoza nació el 4 de diciembre de 1965 en Bilbao,[1] hijo de un catedrático de Sociología (padre) y una pintora realista (madre) y el menor de cinco hermanos,[2] recibió su educación primaria y secundaria en centros jesuíticos,[3] posteriormente se licenció en Filosofía por la Universidad de Deusto, también centro jesuítico,[2].

Perfectos desconocidos

De la Iglesia fue un director de cine socialista y abiertamente gay, relativamente desconocido fuera de España a pesar de una prolífica y exitosa carrera en su país natal. Se le recuerda sobre todo por haber retratado la marginalidad urbana y el mundo de las drogas y la delincuencia juvenil, y muchas de sus películas tratan el tema de la homosexualidad. Parte de su obra está estrechamente relacionada con el fenómeno conocido popularmente en España como cine quinqui, al que contribuyó con varias obras. De la Iglesia se arriesgó en sus películas que captaban las luchas de las clases bajas, retratando las vidas cotidianas y poco idealizadas de personajes sin poder, retratados genuinamente con defectos y vicios. Son un ejemplo de compromiso con la realidad inmediata, que va en contra de la visión conformista de la mayoría de las películas de su época. Más allá de sus discutibles méritos estéticos, su cine sirvió como documento de la marginalidad española de finales de los setenta y principios de los ochenta, y tienen el sello de su fuerte personalidad. Muchas de estas películas tratan también el tema de la homosexualidad.

Perfectos desconocidos

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El cine de De la Iglesia combina elementos grotescos y muy oscuros como la muerte y el asesinato: la mayoría de sus obras se consideran comedias oscuras, pero también se suele considerar que tienen elementos de terror y/o drama. Todas sus películas, con las notables excepciones de El último circo (2010) y Como la suerte quiera (2011), fueron escritas junto a Jorge Guerricaechevarría.

Alejandro de la Iglesia Mendoza nació el 4 de diciembre de 1965 en Bilbao,[1] hijo de un catedrático de Sociología (padre) y una pintora realista (madre) y el menor de cinco hermanos,[2] recibió su educación primaria y secundaria en centros jesuíticos,[3] posteriormente se licenció en Filosofía por la Universidad de Deusto, también centro jesuítico,[2].

Wikipedia

Despite the apparent naivety of the subject matter of his debut, the truth is that Eloy de la Iglesia very soon showed a polemic eagerness that caused him several difficulties with the censorship in the last days of Franco’s regime. Titles such as La semana del asesino (1971), Nadie oyó gritar (1972) and Juego de amor prohibido (1975) define a piercing, heartbreaking and impressionistic style. During the period of democratic transition, these qualities intensified until they reached a certain sensationalism, very typical of that period. This can be seen in productions such as La otra alcoba (1976), La criatura (1977), Los placeres ocultos (1977) and El sacerdote (1978). Such is also the case of El diputado (1979), a film starring José Sacristán and María Luisa San José, in which De la Iglesia, inspired by Otto Preminger’s Tempest over Washington (1962), told a story that alternated ideological controversy and a very acid reflection on the social acceptance of homosexuality in the political world.