Definicion de sindrome de burnout segun la oms

Test de síntomas de burnout

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el burnout ocupacional es un síndrome resultante del estrés crónico relacionado con el trabajo, cuyos síntomas se caracterizan por «sentimientos de agotamiento de la energía o de la vida; un mayor distanciamiento mental del propio trabajo, o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el mismo; y una menor eficacia profesional». «[1] Aunque el burnout puede influir en la salud y puede ser un motivo para que las personas se pongan en contacto con los servicios sanitarios, la OMS no lo clasifica en sí mismo como una afección médica o un trastorno mental.[1] La Organización Mundial de la Salud afirma que «el burnout se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otros ámbitos de la vida».

En 1974, Herbert Freudenberger, un psicólogo estadounidense, acuñó el término «burnout»[2][dudoso – discutir] y fue el primer investigador que publicó en una revista científica una investigación sobre el síndrome. El artículo se basaba en sus observaciones del personal voluntario (incluido él mismo) de una clínica gratuita para drogadictos[3]. Caracterizó el burnout por un conjunto de síntomas que incluyen el agotamiento resultante de las excesivas exigencias del trabajo, así como síntomas físicos como dolores de cabeza e insomnio, «rapidez para enfadarse» y pensamiento cerrado. Observó que el trabajador quemado «parece, actúa y parece deprimido». Tras la publicación del artículo original de Freudenberger, creció el interés por el agotamiento laboral. Wolfgang Kaskcha ha escrito sobre la documentación temprana del tema[4]. Dado que la frase «burnt-out» formaba parte del título de la novela de 1961 de Graham Greene Un caso quemado, que trataba de un médico que trabajaba en el Congo belga con pacientes que tenían lepra, es probable que la frase se utilizara fuera de la literatura psicológica antes de que Freudenberger la empleara[5].

Burnout vs. depresión

El síndrome de burnout (BOS) es una constelación de síntomas y signos relacionados con el trabajo que suele darse en individuos sin antecedentes de trastornos psicológicos o psiquiátricos [1]. El síndrome de burnout se desencadena por una discrepancia entre las expectativas e ideales del trabajador y las exigencias reales de su puesto. Los síntomas del BOS suelen desarrollarse gradualmente. En las fases iniciales del SDE, los individuos sienten estrés emocional y una creciente desilusión relacionada con el trabajo [2]. Posteriormente, pierden la capacidad de adaptarse al entorno laboral y muestran actitudes negativas hacia su trabajo, sus compañeros y sus pacientes. Finalmente, se desarrollan los tres síntomas clásicos del SBO: agotamiento, despersonalización y reducción de la realización personal [3]. El agotamiento es una fatiga generalizada que puede estar relacionada con la dedicación excesiva de tiempo y esfuerzo a una tarea o proyecto que no se percibe como beneficioso. La despersonalización es una actitud distante o indiferente hacia el trabajo. Se manifiesta en forma de comportamientos negativos, insensibles y cínicos o en la interacción con colegas o pacientes de forma impersonal. La reducción de la realización personal es la tendencia a evaluar negativamente la valía del propio trabajo, sintiéndose insuficiente en cuanto a la capacidad de realizarlo y con una baja autoestima profesional generalizada.

Síntomas del burnout

El burnout estaba incluido en la anterior edición del manual de enfermedades de la OMS, pero se describía en términos generales como un estado de agotamiento. La nueva edición eleva el burnout a la categoría de síndrome, un conjunto de síntomas más graves, y es mucho más detallada.

La vaguedad de la definición anterior hacía que fuera tentador descartar el problema, según un destacado investigador del burnout. La nueva definición aporta mayor claridad y urgencia. «Por fin se reconoce plenamente que las personas que sienten el agotamiento tienen un problema grave», afirma.

En una declaración pública, la OMS aclara que el burnout no es una condición médica en sí misma, sino un «fenómeno ocupacional» que afecta a la salud. Los síntomas del burnout son el resultado «de un estrés laboral crónico que no se ha gestionado con éxito».

En mi trabajo como coach de bienestar ejecutivo, siempre he enmarcado el burnout como un problema de múltiples capas que requiere una solución de múltiples capas. La nueva definición de la OMS confirma este enfoque. Esa definición identifica tres cuestiones centrales: el agotamiento, el compromiso y la eficacia.

Definición de burnout en la sanidad

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el agotamiento profesional es un síndrome resultante del estrés crónico relacionado con el trabajo, cuyos síntomas se caracterizan por «sentimientos de agotamiento o disminución de la energía; un mayor distanciamiento mental del propio trabajo, o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el mismo; y una menor eficacia profesional». «[1] Aunque el burnout puede influir en la salud y puede ser un motivo para que las personas se pongan en contacto con los servicios sanitarios, la OMS no lo clasifica en sí mismo como una afección médica o un trastorno mental.[1] La Organización Mundial de la Salud afirma que «el burnout se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otros ámbitos de la vida».

En 1974, Herbert Freudenberger, un psicólogo estadounidense, acuñó el término «burnout»[2][dudoso – discutir] y fue el primer investigador que publicó en una revista científica una investigación sobre el síndrome. El artículo se basaba en sus observaciones del personal voluntario (incluido él mismo) de una clínica gratuita para drogadictos[3]. Caracterizó el burnout por un conjunto de síntomas que incluyen el agotamiento resultante de las excesivas exigencias del trabajo, así como síntomas físicos como dolores de cabeza e insomnio, «rapidez para enfadarse» y pensamiento cerrado. Observó que el trabajador quemado «parece, actúa y parece deprimido». Tras la publicación del artículo original de Freudenberger, creció el interés por el agotamiento laboral. Wolfgang Kaskcha ha escrito sobre la documentación temprana del tema[4]. Dado que la frase «burnt-out» formaba parte del título de la novela de 1961 de Graham Greene Un caso quemado, que trataba de un médico que trabajaba en el Congo belga con pacientes que tenían lepra, es probable que la frase se utilizara fuera de la literatura psicológica antes de que Freudenberger la empleara[5].