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Convencion de viena de 1961
convención de viena sobre relaciones diplomáticas firmantes
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A lo largo de la historia de los estados soberanos, los diplomáticos han gozado de un estatus especial. Su función de negociar acuerdos entre estados exige ciertos privilegios especiales. Un enviado de otra nación es tratado tradicionalmente como un invitado, sus comunicaciones con su nación de origen son confidenciales, y su libertad de coerción y subyugación por parte de la nación anfitriona se considera esencial.
El primer intento de codificar la inmunidad diplomática en el derecho diplomático se produjo con el Congreso de Viena de 1815. A éste le siguió, mucho más tarde, la Convención relativa a los funcionarios diplomáticos (La Habana, 1928).
El actual tratado sobre el trato a los diplomáticos fue el resultado de un proyecto de la Comisión de Derecho Internacional. El tratado fue adoptado el 18 de abril de 1961, por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Relaciones e Inmunidades Diplomáticas celebrada en Viena, Austria, y se aplicó por primera vez el 24 de abril de 1964. La misma Conferencia adoptó también el Protocolo Facultativo relativo a la Adquisición de la Nacionalidad, el Protocolo Facultativo relativo a la Solución Obligatoria de Controversias, el Acta Final y cuatro resoluciones anexas a dicha Acta. Un aspecto notable que surgió del tratado de 1961 fue el establecimiento del estatus de inmunidad diplomática de la Santa Sede con otras naciones[3].
países de la convención de viena
La Convención de Viena sobre Relaciones Consulares es un tratado internacional que define un marco para las relaciones consulares entre Estados soberanos. Codifica muchas prácticas consulares que tienen su origen en la costumbre estatal y en diversos acuerdos bilaterales entre Estados[3].
Los cónsules han sido tradicionalmente empleados para representar los intereses de los estados o de sus nacionales en una embajada o consulado en otro país. La Convención define y articula las funciones, los derechos y las inmunidades que se conceden a los funcionarios consulares y a sus oficinas, así como los derechos y deberes de los «Estados receptores» (donde se encuentra el cónsul) y de los «Estados remitentes» (el Estado al que representa el cónsul).
La Convención fue adoptada el 24 de abril de 1963 tras la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Relaciones Consulares celebrada en Viena (Austria) del 4 de marzo al 22 de abril de 1963. Sus textos oficiales están en los idiomas inglés, francés, chino, ruso y español, que según la Convención son igualmente auténticos[2].
El tratado contiene 79 artículos[2]. En el preámbulo de la Convención se afirma que el derecho internacional consuetudinario sigue aplicándose a las cuestiones no contempladas en la Convención[2][4].
diferencia entre la convención de viena sobre relaciones diplomáticas y las relaciones consulares
44 Véase, en particular, la correspondencia dentro de la Secretaría contenida en los archivos de la Asamblea de la Sociedad de Naciones, 1919-27, 19/61354/10950. Los memorandos más significativos son los de Hudson y Zaleski y se reproducen in extenso en Rosenne (ed.), League of Nations &. I, pp. lxxxii-lxxxvi.
45 El juicio del propio Rosenne fue el siguiente: Al mismo tiempo, hay que reconocer que el propio fracaso de la Comisión de Expertos y las lecciones aprendidas de ella se han convertido en la piedra angular de la labor de codificacióni de las Naciones Unidas. Las dificultades constitucionales y estructurales del esfuerzo de codificación de la Liga se rectificaron en gran medida en la Carta de las Naciones Unidas y en el estatuto de la Comisión de Derecho Internacional, y sobre todo en la evolución de las prácticas de la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. De hecho, es cuestionable si alguno de los hitos en la codificación y el desarrollo progresivo del derecho internacional que han sido aprobados por las Naciones Unidas se habría alcanzado de no ser por el Comité de Expertos & Rosenne (ed.), League of Nations. & I, pp. ciii-civ.
convención de viena sobre relaciones diplomáticas filipinas
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A lo largo de la historia de los estados soberanos, los diplomáticos han gozado de un estatus especial. Su función de negociar acuerdos entre estados exige ciertos privilegios especiales. Un enviado de otra nación es tratado tradicionalmente como un invitado, sus comunicaciones con su nación de origen son confidenciales, y su libertad de coerción y subyugación por parte de la nación anfitriona se considera esencial.
El primer intento de codificar la inmunidad diplomática en el derecho diplomático se produjo con el Congreso de Viena de 1815. A éste le siguió, mucho más tarde, la Convención relativa a los Funcionarios Diplomáticos (La Habana, 1928).
El actual tratado sobre el trato a los diplomáticos fue el resultado de un proyecto de la Comisión de Derecho Internacional. El tratado fue adoptado el 18 de abril de 1961, por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Relaciones e Inmunidades Diplomáticas celebrada en Viena, Austria, y se aplicó por primera vez el 24 de abril de 1964. La misma Conferencia adoptó también el Protocolo Facultativo relativo a la Adquisición de la Nacionalidad, el Protocolo Facultativo relativo a la Solución Obligatoria de Controversias, el Acta Final y cuatro resoluciones anexas a dicha Acta. Un aspecto notable que surgió del tratado de 1961 fue el establecimiento del estatus de inmunidad diplomática de la Santa Sede con otras naciones[3].