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Anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética pdf
Gráfico circular de las fuentes de energía de suecia
El actual marco español para la energía y el clima se basa en los objetivos para 2050 de neutralidad climática nacional, 100% de energía renovable en el mix eléctrico y 97% de energía renovable en el mix energético total. Como tal, se centra en el desarrollo masivo de las energías renovables, la eficiencia energética, la electrificación y el hidrógeno renovable.
A pesar de los considerables progresos realizados hasta la fecha en la descarbonización y el aumento de la proporción de energías renovables en el sector eléctrico, el mix energético total de España sigue estando fuertemente dominado por los combustibles fósiles. En particular, los sectores del transporte, la industria y los edificios tienen un trabajo considerable por delante para cumplir los objetivos de descarbonización y de aumento de la proporción de energías renovables.
Cuando se apliquen todos los planes y estrategias de España, surgirá un sector energético completamente diferente en el que los combustibles fósiles dejarán de ser dominantes y los sectores de usuarios finales estarán mayoritariamente electrificados. Esta transformación del panorama energético traerá consigo nuevos retos y ofrecerá nuevas oportunidades.
Política sueca sobre el cambio climático
Estados Unidos y el mundo se enfrentan a una profunda crisis climática. Tenemos un momento estrecho para llevar a cabo acciones en casa y en el extranjero con el fin de evitar los impactos más catastróficos de esa crisis y aprovechar la oportunidad que supone abordar el cambio climático. La acción interna debe ir de la mano del liderazgo internacional de Estados Unidos, destinado a potenciar de forma significativa la acción global. Juntos, debemos escuchar a la ciencia y afrontar el momento.
Sección 101. Política. El compromiso internacional de Estados Unidos para abordar el cambio climático -que se ha convertido en una crisis climática- es más necesario y urgente que nunca. La comunidad científica ha dejado claro que la escala y la velocidad de la acción necesaria es mayor de lo que se creía. Queda poco tiempo para evitar que el mundo se encamine hacia una trayectoria climática peligrosa y potencialmente catastrófica. La respuesta a la crisis climática requerirá tanto reducciones globales significativas a corto plazo de las emisiones de gases de efecto invernadero como emisiones globales netas cero para mediados de siglo o antes.
Plan nacional de energía y clima de suecia
Casi ninguno de los mayores contaminantes del mundo ha promulgado políticas compatibles con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a menos de 2 grados centígrados, un umbral a partir del cual se prevé que los trastornos climáticos sean aún más frecuentes, graves e imprevisibles.
Afortunadamente, a pesar de la ausencia de un apoyo gubernamental adecuado, las energías renovables han crecido a un ritmo asombroso en los últimos años gracias a la caída de su coste. La India, por ejemplo, ha duplicado con creces sus reservas de energía eólica y solar en los últimos cinco años, impulsada no tanto por la preocupación por la sostenibilidad como por el potencial de las energías limpias para satisfacer de forma rentable las apremiantes necesidades de desarrollo de los ciudadanos.
Sin embargo, los bajos precios de los proyectos eólicos y solares ocultan los costes estructurales que las energías renovables suponen para las redes cuando se despliegan a gran escala. La naturaleza intermitente e impredecible de la electricidad generada por estas tecnologías -en contraste con el flujo estable y a demanda de la generación tradicional de combustibles fósiles- exige cambios fundamentales en la forma en que los países invierten y operan sus redes.
Suecia porcentaje de energía renovable 2020
En total, al menos 1.600 millones de personas -una cuarta parte de la población mundial- viven actualmente sin electricidad y esta cifra apenas ha cambiado en términos absolutos desde 1970. Y sin embargo, la electricidad necesaria para que la gente lea por la noche, bombee una cantidad mínima de agua potable y escuche las emisiones de radio supondría menos del 1% de la demanda global de energía.
Las economías en desarrollo y emergentes se enfrentan, pues, a un doble reto energético en el siglo XXI: Satisfacer las necesidades de miles de millones de personas que aún carecen de acceso a servicios energéticos básicos y modernos y, al mismo tiempo, participar en una transición mundial hacia sistemas energéticos limpios y con bajas emisiones de carbono. Y para ello es necesario acelerar en gran medida los ritmos históricos de progreso hacia una mayor eficiencia, la descarbonización, una mayor diversidad de combustibles y menores emisiones contaminantes.
Afortunadamente, el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero puede alinearse con la consecución de otros objetivos relacionados con la energía, como el desarrollo de recursos renovables autóctonos y la reducción de las formas locales de contaminación. A corto plazo, sin embargo, habrá tensiones. Las políticas de energía sostenible tienen más probabilidades de éxito si también contribuyen a otros objetivos de desarrollo social y económico. Los gobiernos deben buscar entre las políticas para maximizar las sinergias positivas cuando existan y evitar la creación de incentivos para la reducción de costes.