El principe baltasar carlos velazquez

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John Singer Sargent fue un pintor conocido sobre todo por sus buenos retratos. Se le suele considerar un artista estadounidense, aunque pasó la mayor parte de su vida en Europa. Sargent nació en Florencia, Italia, de padres estadounidenses. Estudió en Italia y Alemania, y luego en París con Carolus Duran.

Aunque Sargent pasó menos de un año en Estados Unidos, algunas de sus mejores obras están allí, especialmente sus decoraciones para la Biblioteca Pública de Boston. Sargent no suele ser considerado un impresionista, pero a veces utilizó técnicas impresionistas con gran efecto, y su Pintura de Claude Monet al borde de un bosque está bellamente representada en un estilo impresionista.

En una época en la que la corriente principal del arte se centraba en el impresionismo y en destacar la individualidad artística, Sargent hizo hincapié en su propia forma de realismo y trabajó regularmente haciendo retratos de ricos por encargo. Esto provocó que se le tachara de anacrónico en su momento, pero el aprecio por él como gran artista ha crecido desde su muerte.

Las meninaspintura de diego velázquez

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Las meninas

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El príncipe Baltasar Carlos (1629-1646) fue hijo de Felipe IV de España con su primera reina Isabel de Borbón. Fue idolatrado por sus padres, pero murió de fiebre a la edad de quince años en 1646. Aquí se le muestra con unos tres años de edad. A pesar de las exigencias de la etiqueta, la formalidad de la pose y la rigidez del vestido, el cuadro demuestra la consumada habilidad de Velázquez para evocar el espíritu de la infancia. Aunque pagó un «precio prodigioso» por el cuadro (1.600 guineas), el cuarto marqués de Hertford parecía muy satisfecho con su compra cuando lo vio en 1855, y escribió a su agente Samuel Mawson que «el Velázquez es precioso».

El principe baltasar carlos velazquez del momento

Velázquez recibió el encargo de pintar una serie de retratos ecuestres para el Salón de Reinos, originalmente un ala del Palacio del Buen Retiro de Madrid. Esta obra debía llenar el vacío existente entre dos retratos ecuestres más grandes de los padres del príncipe, Felipe IV e Isabel de Francia.

El historiador de arte Andrew Graham Dixon describe el tema como un «niño pequeño sobre este caballo regordete, bajo un cielo que baja lleno de nubes oscuras. El niño parece perdido»[1] Según Simona Di Nepi, el comportamiento tranquilo del joven príncipe sentado en un caballo encabritado tiene un significado político, ya que lo representa como un jinete seguro de sí mismo y un líder fuerte[2] Su autoridad está simbolizada por el bastón de mando que sostiene, la espada que lleva y el fajín militar en el pecho[2].