Moscú, Pekín e incluso en parte la Unión Europea todavía esperan que en el último instante en Teherán digan con una sonrisa amplia que todo este tiempo ellos simplemente bromeaban. Tanto sobre Israel como sobre uranio enriquecido y la “mano cortada”. En Moscú, en Pekín y en la Unión Europea seguramente suspirarán con alivio porque nadie quiere guerra. Pekín utiliza petróleo iraní, Moscú no quiere que cerca de sus fronteras estalle una guerra, siendo en general Teherán su socio viejo y amistoso. Y por último, Europa, a excepción de Gran Bretaña, que todavía se siente enérgica, no está a la edad de soñar con arrastrarse por las trincheras.
Sospecho que en Washington, en cambio, no van a apreciar el humor iraní: la broma se ha prolongado demasiado, se han proferido ya demasiadas palabras, EE.UU. recuerda demasiado bien aquel caso de los rehenes, la Casa Blanca detesta demasiado a los ayatollahs iraníes y es demasiado probable, desde el punto de vista de las autoridades estadounidenses, que a la larga Irán se haga con armas nucleares.
De modo que mientras en un sitio la gente blande el sable virtual, en otro el señor Bush y sus allegados consideran en serio las posibles variantes de operación militar contra Irán. Según dice el periódico francés “Libération”, los americanos sí tienen en qué pensar. La aparente superioridad militar de EE.UU., al chocar con la ingeniosidad de los iraníes que se esconden en sus cuevas, en caso de que se lance un ataque superficial puede facilitar una buena imagen en la pantalla de TV pero no puede dar ninguna garantía de éxito.
De manera que no habrá otra “Tempestad en el desierto”. Todas las consecuencias internacionales negativas de esta variante son más que evidentes pero se desconoce el resultado. El Irán herido va a lamer sus heridas y luego responderá de una forma mucho más eficaz que lo pudo hacer el ejército iraquí. Al fin y al cabo, no se ha de olvidar que últimamente las fuerzas de defensa antiaéreas iraníes han puesto en servicio armas bastante eficaces.
En fin, para inspeccionar cada refugio en el territorio iraní en busca de laboratorios secretos camuflados donde se fabrican armas nucleares (si es que estos laboratorios existen) se precisa una operación terrestre que no se sabe cuánto tiempo durará y cuántas vidas costará. El experto zorro político Zbigniew Brzezinski, el asesor político del ex presidente de EE.UU., Jimmy Carter, dice en entrevista al periódico “Washington post ”manifestó que el empleo de fuerza contra Irán significará el fin del dominio global de EE.UU. , mientras que la guerra se prolongará 30 años. De modo que de veras se tiene en qué pensar.
Y por último, voy a añadir algo de mi cosecha que en caso de que Washington tenga suerte en la operación militar, la victoria le plantearía a la Casa Blanca un problema que EE.UU. no está en condiciones de resolver, lo que Washington ha mostrado claramente en Irak.