El ex-presidente del Gobierno al que se le llena la boca de diálogo y talante ha resultado ser el más despótico a la hora de tomar decisiones. Su particular traducción de dialogar es imponer. Para no irnos muy atrás en el tiempo basta recordar lo decidido sobre la central nuclear de Garoña.
Ya no es que no escuche a los que saben de esto, es decir al Consejo de Seguridad Nuclear, es que no ha escuchado a una buena parte de su partido, ni de su gobierno, ni al Parlamento ni siquiera a los ciudadanos. Ha obviado el necesario debate público para acabar haciendo lo que le ha dado la gana, que para eso es el presidente.
Ahora dice que va a proponer una ley que marcará la política energética de España para los próximos 30 años y dice que quiere el consenso del PP. La realidad es que de nuevo quiere imponer su modelo. No ajustar, ceder, negociar. No, quiere el suyo, su modelo. Le da igual si le llaman irresponsable o lo que haga falta. Ha perdido totalmente el sentido de la realidad.
Un tanto de lo mismo ocurre con el diálogo social. Para Zapatero éste pasa porque los empresarios cedan a las pretensiones de los sindicatos, que es lo mismo que a las suyas. Hablan de líneas rojas que no se van a cruzar. Es decir, o tragan los empresarios con no hacer nada o no hay diálogo social. Lo más grave es que tampoco parece dispuesto a asumir su responsabilidad de gobernante lo que exige tomar decisiones, aunque éstas a veces sean costosas o dolorosas.
Aquí la única realidad es que el país se hunde, los datos y las previsiones siguen siendo brutales y no se toman las decisiones coherentes y necesarias para que algunas variables se reconduzcan. Se sigue ampliando el déficit y el endeudamiento, cuando ya empezamos a tener dificultades para colocar emisiones de deuda pública. Y lo grave es que no se gasta en nada productivo generador de actividad y de puestos de trabajo.
Es la política de Zapatero no arañarse, vender falsas expectativas, ocultar la realidad y si hace falta seguir dando subvenciones para que algunos crean que siguen vivos gracias al presidente. Una desgracia que nos pasará factura durante muchos años como ha dicho en las últimas horas el Banco de España. Se hace lo que no se debe, no se hace lo que hay que hacer y la recuperación se retrasará más allá de lo soportable.