Maria pages una oda al tiempo

danse danse 16-17 – maría pagés compañía

Trabajando con su viejo colaborador El Arbi El Harti, la rápida e incisiva coreografía de Pagés se nutre de una variedad de estilos flamencos, tejiendo su arte con una multitud de textos, imágenes y lenguajes de movimiento que hacen referencia a Stravinsky, Picasso, Fosse, Borges y Platón.  Una oda al tiempo está ambientada con música original -con voces que acompañan al violín, el violonchelo y la guitarra española- y expone verdades orgánicas sobre el flamenco.

En un guión que va más allá de la dramaturgia tradicional del flamenco, el ritmo que se busca en Una oda al tiempo es precisamente el que reflexiona sobre su condición cambiante y polimorfa. Las secuencias corográficas son rápidas, cortantes y se hacen y deshacen casi al ritmo de un proyector de diapositivas. Se busca la tensión constante entre el individuo y la comunidad, el círculo y la línea recta, el argumento y la abstracción, el silencio y la percusión.

oda a los culos congelados de iowa

Con una generosa ovación, de esas que hacen temblar a todo un teatro, María Pagés abandonó el pasado viernes el escenario del Maestranza tras el estreno en Sevilla de «Una Oda al Tiempo», su más reciente trabajo coreográfico que es en realidad un poemario sobre la fugacidad de la vida y todo lo que los años dan y quitan.

En su serena madurez, la bailarina atraviesa cuatro estaciones y construye un discurso ético, estético y artístico en el que cada fase corresponde a una emoción y a una danza.    La toná para el Origen, las alegrías para la promesa del verano, la vidalita para la nostalgia del otoño y los cantes mineros para la oscuridad del invierno en que vivimos, por citar algunos ejemplos.

Así, la obra, exquisitamente construida en todos sus niveles, sumerge al espectador en una cápsula etérea en la que las piezas encajan como versos y el péndulo que domina el fondo (y que es sol y luna según la estación), es lo único que marca las transiciones y recuerda los tiempos.

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Una oda al tiempo es una coreografía flamenca sobre la contemporaneidad y el necesario diálogo con la memoria. Desde el flamenco María Pagés plantea una reflexión ética y artística sobre el presente. Se pregunta sobre lo que ocurre en el mundo. Revisa las luces y las inquietantes sombras que marcan nuestro tiempo. Reflexiona sobre los efectos de la implacable irreversibilidad del tiempo en el cuerpo, el arte del deseo y la vida.

Es una alegoría sobre el tiempo que vivimos, con sus posibilidades de felicidad, utopías, terrorismo, atentados a la igualdad, retrocesos en la democracia… Por las venas de María Pagés corren ideas de Platón, Margarite Yourcenar, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, unidas a una profunda investigación sobre la ontología de la obra de arte.

Bailando desde la madurez y acompañada por ocho bailarinas y siete músicos, María Pagés explora la cultura tradicional española, revisa los palos flamencos nutriéndolos con lo mejor de Goya, Picasso, John Cage y su singular perspectiva del mundo. Su trayectoria está marcada por el afán de innovación y aprendizaje. La continua tensión entre el individuo y la comunidad, el círculo y la línea recta, el argumento y la abstracción, el silencio y la percusión.

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«Todo el mundo sabe que el genio de la danza vive en María Pagés, de eso no hay duda. Pero ella es mucho más que eso: cuando baila, lo mueve todo a su alrededor, y después de su actuación, ni el Cielo ni la Tierra quedan igual», dijo el escritor portugués José Saramago, ganador del Premio Nobel. La mundialmente conocida bailaora sevillana ha enriquecido la tradición del flamenco con nuevos y frescos impulsos, y considera esta cultura y tradición como un lenguaje artístico contemporáneo y vivo. La poesía y la música están en el centro de sus obras, que se inspiran en un amplio abanico de fuentes, desde John Lennon hasta Paco de Lucía, pasando por Verdi.

Una Oda al Tiempo cuenta la historia de la fugacidad, la permanencia y la eternidad, con serenidad, sin tabúes, pero con un profundo sentimiento. «Nuestro destino no es espantoso por irreal», escribió Jorge Luis Borges, y María Pagés coincide con él, «es espantoso por irreversible y férreo». El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrastra, pero yo soy el río».